El concepto PAC (política agrícola común) es común a todos los estados miembros que conforman la Unión Europea. Se trata de un organismo autónomo e individual, que gestiona y financia a escala europea y con recursos de una parte del presupuesto anual de la UE, proyectos de índole agrícola y ganadera, destinados a favorecer mejorar e incentivar, ese sector tan desfavorecido y a la vez indispensable de nuestra sociedad.
Si nos paramos detenidamente a pensarlo, a lo largo de la vida de cualquier persona, esta puede necesitar de los servicios de un médico, dentista o un abogado, entre otras profesiones que podríamos enumerar, unas pocas veces. Pero sin embargo, la injerencia en nuestras vidas por parte de agricultores y ganaderos, es de lo más habitual y cotidiana, ya que el 95% de los alimentos que consumimos, calzados o ropas que vestimos, provienen de estos dos grandes sectores, lo que hace que cobren especial importancia.
Centrándonos en el tema que nos ocupa, la PAC, que aunque muchos no lo crean, fue lanzada por vez primera en el año 1962, y representa una asociación entre la agricultura y sociedad, entre Europa y nuestros agricultores.
En sus inicios, sus principales objetivos eran:
- Mejorar la productividad agrícola, de forma que los consumidores dispongan de un suministro estable de alimentos a precios asequibles.
- Garantizar a los agricultores de la UE un nivel de vida razonable.
Sin embargo, y con el crecimiento desmesurado de la población mundial y la elevada esperanza de vida, la Unión Europea, adicionalmente a lo anterior, debe enfrentarse a más retos, entre los que cabe destacar:
- la seguridad alimentaria: De vital importancia, ya que a escala mundial, la producción de alimentos deberá duplicarse para alimentar a una población global de más o menos 9 000 millones de personas en el año 2050.
- El cambio climático, tema más que controvertido y de candente actualidad, que hace que en las zonas más áridas, los veranos se conviertan en un auténtico infierno y pasen meses y meses de sequía, con las consiguientes gravísimas consecuencias que de ello se derivan, tanto en la producción como en daños en las plantaciones.
- La gestión sostenible de los recursos naturales, como acuíferos subterráneos, pozos o cultivos ecológicos, por la escasez de agua dulce.
- Y por último y no menos importante, la conservación del paisaje en toda la UE y el mantenimiento de una economía rural viva.
Ahora bien, centrándonos en los diferentes tipos de ayudas a los que ganaderos y agricultores pueden optar, cabe destacar en el año 2016:
Ayudas al pago básico: la nueva asignación de derechos permite que las ayudas desacopladas que se concedan a partir del 2015 y hasta el 2020, reflejen mejor la realidad productiva actual de nuestra agricultura, como puede ser al pago básico a jóvenes agricultores, solicitud de derechos de régimen de pago único a la reserva nacional o ayudas al Régimen Simplificado para pequeños agricultores, que por cierto, este año 2016 han disminuido en proporción a años anteriores, eliminándose por completo aquellas cuantías menores de 200€, y recortando considerable te las de pequeño calibre.
Ayudas a la agricultura: son de muy distinto tipo y cubren una amplia serie de actividades. Conviene revisar a fondo la amplísima oferta disponible, con el ánimo de encontrar la que mejor pueda ajustarse a tus necesidades. Pueden destacarse, entre otras ayudas asociadas al cultivo del arroz o cultivos proteicos, a los frutos de cáscara, a la producción ecológica o a la reestructuración del viñedo o arranque definitivo.
Como en todas las subvenciones, deben cumplirse una serie de requisitos perfectamente estructurados, en los que se suele examinar toda la documentación aportada con detenimiento, y de su cumplimiento, dependerá la concesión o no de la misma.
Ayudas a la ganadería: Son de muy amplia gama y dentro de las mismas, se encuentran numerosas tipos. Se trata de ayudas sujetas a unos estándares de calidad y prácticas sostenibles, que mantengan una correcta armonía entre las necesidades de producción y el medioambiente. Entre las distintas ayudas que podríamos enumerar, cabe destacar las ayudas a mejora de explotaciones, bienestar animal o producciones ecológicas certificadas.
Otras ayudas de desarrollo rural: se trata de ayuda destinadas a agricultores y ganaderos de zonas con limitaciones naturales u otras limitaciones específicas. Una de las líneas más singulares de esta política de desarrollo rural, es la que ayuda a la incorporación de agricultores jóvenes y de mujeres en el medio rural concediéndoles ventajas especiales y también facilitando la adaptación estructural de sus explotaciones.
El Real Decreto 613/2001, de 8 de junio, que regula la mejora y modernización de las estructuras de producción de las explotaciones agrarias, en su artículo 8 se refiere a:
«Igualdad entre hombres y mujeres y no discriminación», donde dice: «Los Estados miembros y la Comisión, fomentarán la igualdad entre hombres y mujeres y velarán por que, durante las distintas fases de ejecución del programa, se evite toda discriminación por razones de sexo, raza u origen étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual».
Incentivar este proceso es fundamental a la vista de la estructura y la edad de la población agraria en España, y las perspectivas de que un alto número de agricultores se retire y abandone la actividad agraria sin encontrar sucesor, en los próximos años.
En conclusión, con todo este tipo de ayudas, se trata de intentar paliar el sector más desfavorecido de cualquier economía, pues se sigue vendiendo a precios de hace treinta años y pagando los piensos y productos fitosanitarios a precios de oro, mientras se recortan o suprimen otras ayudas que se recibían para aumentar la competitividad.
En nuestra opinión, se debe seguir creciendo y apostando con este colectivo, destinando mayores partidas de presupuesto a ayudas y subvenciones, con el objetivo firme y claro de establecer en la misma posición a este famoso sector primario siempre olvidado, frente a otros.